Dances

Los bailes interpretados durante las fiestas de Graus tienen variado origen y responden a distintas justificaciones. La principal diferenciación entre ellos la provoca el aspecto formal. 

Mientras que dos de ellos están exclusivamente compuestos por hombres que utilizan de palitroques y espadas para su definición, el otro es un baile de composición mixta, de variadas mudanzas y menor recorrido histórico. Éstos son:

BAILE DE LOS PALITROQUES


Sucesor de los primitivos bailes de fertilidad que se interpretaban en los lugares de laboreo, los danzantes se golpean figuradamente con los palos. Únicamente se interpreta durante la pllega, la tarde del día 14 de septiembre.


BAILE DE LAS ESPADAS

De origen íbero para algunos autores, el baile de las espadas de Graus está considerada una de las manifestaciones folclóricas mas antiguas de España. Además de su carácter guerrero, a los bailes de espadas se les atribuyen otras cualidades: medicinales, por cuanto se les concedían propiedades curativas de algunos males y dolencias; para conjurar los espíritus que atraían las tormentas, al dar tajos al aire; e, igualmente, de fertilidad.

El baile se interpreta en tres mudanzas, tres coreografías muy diferenciadas conocidas como La cardelina, Taninana o Allá arriba y La culebreta.


En La culebreta, a modo de serpiente, los danzantes se colocan en línea y van cruzándose en zigzag hasta formar dos columnas paralelas. Anteriormente a esta mudanza, en La cardelina se produce la entrada a la Plaza Mayor y se realiza el baile sin moverse del sitio y en el cambio de música del Allá arriba se abren las cuadernas repartiéndose por la plaza y dejando en el centro a los repatanes junto a la cuaderna del medio. Este último baile es el más vistoso por la composición y el movimiento de todos los danzantes.

El baile es interpretado por veintidós personas distribuidas en cinco cuadernas de cuatro, a los que se suman los dos repatanes. Los repatanes llevan un palo floreado al estilo de un árbol -mayo-, mientras que cada uno de los danzantes portan dos espadas. Cuatro cuadernas visten el tradicional traje de danzante de Graus, y la otra, llamada “del medio” luce el antiguo “traje de volantes”.

BAILE DE LAS CINTAS


El baile de las cintas es más moderno que el de los palitroques y espadas. Según la tradición oral, se introduce en la tradición grausina en la segunda mitad del siglo XIX (1.876), de la mano del grausino Vicente Mur y coincidiendo con la difusión de la polca por toda Europa. Se le relaciona con el antiguo y ya desaparecido baile de “las Sayas”, entroncado en los bailes alrededor del árbol-mayo, florido y con cintas, cuyo origen se remontaría a las sociedades europeas prerromanas.

El baile se acompaña musicalmente de una polca. Se han utilizado varias a lo largo de los años dependiendo de los grupos instrumentales que tocaban, pero son dos las que se han perpetuado en la tradición. “La polca Vieja” (interpretada con trompa de Ribagorza y tambor) y “La polca Nueva” o “La Zaida”, interpretada por banda de música, y que es la que actualmente se utiliza.

Antiguamente, la bailaban la cuaderna “del medio”, ataviados con el tradicional “traje de volantes”, cambiando en 1947 a ocho parejas mixtas, y a su vez los trajes de danzantes por el traje tradicional grausino, una variante del aragonés.


Este baile se compone de las siguientes mudanzas:

Las Cintas, donde las parejas bailan en torno a un árbol-mayo, florido y con cintas, trenzándolas y destrenzándolas; El Pasamanos, en el que los danzantes bailan en círculo cruzándose unos con otros y girando sobre sí mismos cogidos de las manos; El Canastillo, en el que las ocho danzantas –luego los danzantes- se desplazan al centro del círculo para bailar girando alrededor de un aro; Los Saludos, cuando las parejas una por una danzan por el interior del círculo saludando al resto de las parejas; y, por último, El Cruce y La Recogida, donde las parejas abandonan la formación en círculo para adoptar otra de parejas seguidas, separándose en filas de hombres y mujeres, y cruzándose entre sí para acabar siendo recogidos por los repatanes y finalizar así el baile.

LA INDUMENTARIA

Los trajes que se lucen durante los actos tradicionales de las Fiestas de Graus son variados, dependiendo de la ocasión y el dance.


En el dance de espadas, bailado sólo por hombres, existen diferencias notables. Cuatro de las cinco cuadernas de danzantes visten pantalón blanco, camisa blanca, faja azul, cintas rojas, zapatillas veteadas en rojo y sombrero adornado de flores, como símbolos de la vegetación y la abundancia, encontrando pues relación con la fertilidad. Sin embargo, la cuaderna conocida como del medio viste el conocido como traje de volantes, un pomposo vestido con encajes, medias ajustadas, guantes, collares y sombreros floreados. Dos danzantes en color azul celeste y otros dos en rosa pastel. Hay diversas teorías acerca del significado de estos trajes, que suelen emparentarse con la figura femenina y los mencionados ritos de fertilidad. Por último, los repatanes, que toman su nombre de los antiguos pastores mayores, y que también participaban en la perdida Pastorada, visten trajes de pantalón y chaqueta de terciopelo negro, con sombrero floreado. También portan un palo con flores que simula un mayo. 


En el baile de las cintas los danzantes, hombres y mujeres, visten con el traje tradicional aragonés, entendiendo como indumentaria tradicional la forma en que se vestían las clases populares durante el siglo XIX y hasta bien entrado el XX. Durante este período la población aragonesa, al igual que ocurría en buena parte de la Península Ibérica, formaba parte de una sociedad preindustrial dedicada a labores agrícolas y ganaderas. El clima y las condiciones del terreno determinaban los materiales textiles y las prendas sujetas a sus necesidades, que adaptaron su traje a cada circunstancia. El traje de varón consta de calzón, chaleco y faja, junto con un pañuelo anudado en la cabeza. El de mujer, que presenta ciertos rasgos autóctonos, está compuesto por una falda roja de vuelo decorada con dibujos en negro y una blusa blanca con corpiño negro. Éstas llevan el pelo recogido por un moño y unos claveles decoran su tocado. 


Precisamente teniendo en cuenta la riqueza de la indumentaria de fiesta en Graus, y el apego y entusiasmo de las familias de la localidad por vestir incluso a los más pequeños, el Ayuntamiento de Graus está tratando de organizar un taller de empleo dedicado a la confección de trajes de fiesta tradicionales, tanto de Graus como del resto de la comarca y Aragón.
 

LAS MÚSICAS

La música y la fiesta se encuentran íntimamente ligadas, y las fiestas de Graus no son una excepción. Música y baile se constituyen en protagonistas del entramado festivo de la villa.


El imaginario colectivo local sitúa a los gaiteros de Caserras en un puesto preeminente de la música tradicional grausina. Aunque hace más de cien años que dejaron de venir, todavía se recrea el acto de su llegada en la famosa “espera de la gaita”, un acto hoy multitudinario en el que los grausinos y grausinas se acercan al Puente de Abajo a esperar a los gaiteros de hoy, que aparecen por el camino por el que llegaban aquéllos. 


La afición de los grausinos por la música, gracias a formaciones como el Orfeón (década de 1910) o la banda (década de 1920 hasta la Guerra Civil), hizo que los gaiteros de Caserras fueran pronto sustituidos por los músicos locales. A partir de la Guerra, las bandas militares e, inmediatamente, las orquestas, se encargarían de la interpretación de la música de baile. Prácticamente ésta se ha ido manteniendo hasta hoy en día, conviviendo con los instrumentos tradicionales, los encargados de acompañar al dance y las albadas. La banda ocupa un puesto intermedio, ya que acompaña a las procesiones, interpreta la diana y también pone la música al tradicional Baile de las Cintas.


De este modo, la música suena durante todas las fiestas. Desde la tarde del día 12 hasta la mañana del 15. Desde la espera de la gaita hasta los bailes infantiles.

LOS INSTRUMENTOS


Los instrumentos tradicionales que se emplean para las melodías populares de las fiestas de Graus son la gaita, la llamada trompa de Ribagorza, la dulzaina y el tambor.


La gaita aragonesa, conocida como bot haciendo referencia a una de sus partes, es muy similar en todas sus versiones. El boto es un almacén de aire, un odre hecho con pellejo entero de cabra cubierto por un vestido de cretona con volantes. En el cuello y las dos patas delanteras se insertan sendas piezas, cepos, que portarán los dos tubos sonoros y el de insuflación.


La trompa de Ribagorza es de mayor tamaño. Es un aerófono de lengüeta doble que nos recuerda a los primitivos oboes. Existen referencias precisas de su existencia en el siglo XVI, aunque su forma actual es del siglo XVIII.


La dulzaina es el último instrumento de este terceto. Es de menor tamaño y es también de doble lengüeta.


El tambor, más conocido como caja o tamboril, está compuesto por una caja de resonancia que golpeada por dos baquetas lleva el ritmo de la melodía de las gaitas.


Utilizados también de modo instrumental, los danzantes hacen sonar sus palos y/o espadas, o dan palmas.


Existe una asociación en Graus que ha recuperado la gaita y la trompa de esta zona baja de Ribagorza, con un exhaustivo trabajo de documentación y, sobre todo, con un objetivo cumplido: que la gaita de Graus vuelva a sonar.

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